SÁNCHEZ TORTOSA, JOSÉ
ÍndicePrólogo (Inger Enkvist) (p. 7) Introducción (p. 13)PRIMERA PARTE FILOMATÍA. UNA TEORÍA MATERIALISTA DE LA ENSEÑANZA: PLATÓN CONTRA ROUSSEAU 1. De la tiranía poética a la demagogia sofisticada (p. 35) 2. El esclavo de Menón (p. 47)3. Fundamentos ontológicos (p. 51)4. La función profesor (p. 69)5. Fundamentos gnoseológicos (p. 87)6. Una mirada histórica: la diatriba pedagógica en torno al pecado original y los gérmenes modernos del formalismo pedagógico. De Comenius a Rousseau (p. 91)SEGUNDA PARTESOBRE EL CONCEPTO DE TOTALITARISMO EDUCATIVO (O UTOPÍA EDUCATIVA)7. Proceso de gestación del totalitarismo educativo (p. 121)8. La pedagogía soviética (p. 127)9. La pedagogía fascista (p. 151)10. La pedagogía nacionalsocialista (p. 155)TERCERA PARTEGENEALOGÍA DEL FORMALISMO PEDAGÓGICO. HISTORIA DE LA LEGISLACIÓN EDUCATIVA EN ESPAÑA11. El proyecto ilustrado y la génesis de la nueva escuela (p. 181)12. La secularización fallida (p. 191)13. Las crisis universitarias y la Institución Libre de Enseñanza (p. 239)14. La Escuela Nueva y el socialismo burgués (p. 279)15. La escuela republicana y sus contradicciones (p. 299)16. Los cimientos de un nuevo Estado (p. 329)17. Esquizofrenia educativa (p. 365)18. El paradigma Logse. Subsunción material del concepto en el afecto (p. 375)COROLARIO EL FORMALISMO PEDAGÓGICO Y EL MITO DE LA ESCUELA DEMOCRÁTICA. MECANISMOS DE TRÁNSITO ENTRE LA ESCUELA TOTALITARIA Y LA ESCUELA BASURA. CRÍTICA DE LA PEDAGOGÍA POSMODERNA19. El formalismo pedagógico (p. 409)20. La paradoja de la inversión pedagógica (p. 417)21. El mito de la escuela democrática (p. 429)22. Adversus pedagogos (p. 435)23. Crítica de la Pedagogía como técnica, como discurso y como institución (p. 437)24. Opulencia social, miseria escolar: la escuela basura (p. 447) 25. Corolario político (p. 457)Bibliografía básica (p. 465)
Desde los años noventa al menos, la enseñanza en España viene padeciendo la paulatina incorporación de unos principios ideológicos que, disfrazados de pedagogía, han marcado las distintas legislaciones. Tal modelo o paradigma pedagógico ha arrebatado la autoridad al profesor para entregársela a los departamentos de orientación.
De ese modo se ha empobrecido cuando no vaciado el contenido científico, académico, técnico e intelectual de la educación. En su lugar, la subjetividad sentimental y emocional, los espejismos de la felicidad y de la libertad espontánea del niño (del buen infante, un mito que arraiga en aquel otro del buen salvaje), amén de un infantilismo creciente, han ocupado el centro de las funciones de los profesores, subordinados a la psicopedagogía y reducidos al cometido de contener y entretener a bolsas de sujetos en edad prelaboral en ausencia de los progenitores o tutores legales.Ante esta tesitura, una teoría crítica de la enseñanza puede contribuir no sólo a clarificar el problema, sino a pertrecharnos para presentar batalla ante los mitos y las trampas del lenguaje a la moda en el universo educativo, donde triunfa de modo transversal un populismo pedagógico que torna la enseñanza en espectáculo y es cómplice de políticas que condenan a los más desfavorecidos a la indigencia intelectual y académica bajo retóricas pseudoizquierdistas de igualitarismo formal y felicidad canalla.