DICKINSON, EMILY
Para Emily Dickinson la vivencia del Paraíso está ligada tanto a la inmortalidad como a su realización aquí en la tierra. Una muestra son los veintiséis poemas de este libro, donde las referencias a la Eternidad, la Inmortalidad y el Paraíso son parte de su experiencia vital de la poesía y del amor, que conducen a la plenitud: «Las únicas noticias que sé / Son todo el Día Comunicados / Desde la Inmortalidad». El amor que vivió con Susan Huntington Dickinson es su otro modo de vivir la experiencia de la inmortalidad. Ese amor fue su medida: «No en otra parte aunque en Paraíso / Sea encontrado su Equivalente -».
La puerta que abre la poeta no siempre es fácil de traspasar, y la inspiración tiene su precio, esa «divina intoxicación» se vive en última instancia en soledad; pero mediante la palabra poética consigue iluminar un lugar que existe dentro de cada vida humana, como escribe en otro poema: «Cada Vida converge hacia algún Centro / Expresado o callado ».
Y hay tanta potencia, tanta perfección en lo que transmite que su poesía tiene la capacidad de transportarnos.
Sobre la autora
Emily Dickinson (1830-1886) es una de las grandes poetas de la literatura. Una personalidad extraordinaria caracterizada por la independencia de juicio, la libertad y la capacidad de destilar «sentido asombroso de significados corrientes». Leer y traducir hoy a Emily Dickinson requiere deshacer una leyenda que, durante más de un siglo, ha tratado de convertirla en una autora convencional y fácilmente digerible.
Su obra literaria es inseparable de la relación que mantuvo desde la adolescencia hasta su muerte con Susan Gilbert, que fue amiga, amante y su principal interlocutora literaria, como consta en los más de 300 poemas que le dedicó y en la correspondencia que se conserva.