MONTALVO JAHRBECK, PINO
Mamá ha muerto.
La protagonista, en plena crisis de los cuarenta, trata de enfrentar la realidad de la pérdida con una reflexión sobre su propia existencia. Los recuerdos de su infancia regresan nítidos, como los trozos de la vida adulta que compartieron, y le sirven de cauce para cuestionar sus decisiones pasadas, sus fracasos, sus logros. Ahí siguen su padre, su hermano, su marido, sus hijos..., todo un universo familiar que carece de sentido sin la presencia de Mamá. La vida cotidiana, tierna y despiadada, se presenta como el territorio para la reconciliación con el pasado y el presente pleno.
«La escritura de Pino es un soplo de aire fresco y a la vez un golpe cuando menos te lo esperas.
Pino Montalvo escribe acerca de la vida con una mirada ágil, fresca, profundamente cómica y a la vez descarnada. La novela Mamá nos habla de todo aquello que pensamos en silencio y deseamos que ocurra. Y lo que sí ocurre es la maravilla de una voz propia que escribe una novela en la que el deseo se convierte en acción».
Esmeralda Berbel
PINO MONTALVO nació el 12 de septiembre de 1979 en Madrid, donde pasó sus primeros años. De abuelo alemán y madre tinerfeña, disfrutó de las Navidades de su niñez en la hermosa isla de Tenerife, un tiempo que dejó huella en su sensibilidad artística.
A los diez años, Pino descubre la poesía de Dámaso Alonso, así como las obras de Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca, entre otros escritores de la Generación del 27. Estas lecturas marcan su desarrollo intelectual y su conexión con la literatura.
Sin embargo, a los quince años, enfrenta un duro fracaso escolar que la lleva a un cambio radical: sus padres deciden enviarla a un instituto en Alaska. Allí, pasa tres años que transforman su perspectiva y la preparan para su regreso a España al alcanzar la mayoría de edad.
Más tarde, Pino estudia fotografía y diseño gráfico, trabajando para diversas agencias de publicidad. No obstante, su pasión por la escritura nunca desaparece. Participa en varios cursos de escritura en la Escuela de Fuentetaja en Madrid, perfeccionando su estilo intimista, con una fuerte influencia del realismo sucio.
Finalmente, a los cuarenta años, Pino realiza un profundo cambio en su vida: deja el mundo de la publicidad y se dedica plenamente a la escritura, abrazando su verdadera vocación y su amor por las palabras.