FALCÓN, ENRIQUE
"Este extensísimo poema da una mano al Canto general de Pablo Neruda, y otra mano al Cántico cósmico de Ernesto Cardenal. Y todavía le quedan varias manos libres para orar, empuñar herramientas, enlazarse con manos de compañeros, acariciar animales, decir no y sí, pedir silencio; y una boca dislocada para morder y para besar. A este libro, como en las pinturas de Picasso o Francis Bacon, le salen bocas y miembros en lugares anatómicamente imposibles: creo que ésa es la prueba de su veracidad."