LARIOS, SHADAY
Detectives de objetos, o el arte de descubrir la historia oculta de los objetos y de explorar la margen secreta de los espacios que habitamos.
«Es posible dice Shaday Larios que nuestros objetos hablen por nosotros cuando ya no estemos aquí. O cuando nos neguemos a hablar, o por muchas otras ausencias».
Desde el observatorio de este libro, instrumento de precisión donde los haya, se buscan las grietas de los hechos en tres espacios urbanos, a través de las cuales pensar su presente. La ciudad aquí aparece como un tejido fascinante de huellas y objetos, testimonios y gestos, en un ejercicio, se podría decir, de arqueología detectivesca.
Así, en Primer álbum, entramos en el Barrio Viejo (Barri Vell) de Girona, en donde todo se borra y desaparece en una gentrificación sin marcha atrás. Pero siempre hay quien conserva objetos que ofrecen una resistencia. En esta ocasión, la carpintería Armand Lladó, sostenida por cuatro generaciones desde principios del siglo XX hasta julio de 2019. Su costumbre de conservar todas las facturas de los clientes para los que han trabajado desde hace 75 años permitió reconstruir el barrio. En Cuaderno de campo se rasga el velo de una memoria latente bajo el actual Jardín de Botánico de Barcelona: la de los barrios de barracas. Aquí se dibuja un mapa sobre otro mapa, como el que se traza en el Diario entrelíneas, con Berlín, la ciudad sin centro, como escenario de fisuras y muros entre los habitantes de Este y el Oeste, que aún hoy se mantienen invisibles.