PIAZZESE, SANTO
¿Dónde han ido a parar los crímenes sanos, buenos, misteriosos; esos que hacen habitables todos los países civilizados de este mundo; los que tienen un móvil perfecto en el que ahondar para llegar así a los mecanismos elementales del ser humano? El ahorcamiento cometido en pleno siroco en el Jardín Botánico de Palermo es de esa clase: lúdico, inteligente, magistral.