REYMÁN GUËRA, CARLOS
Mirar la vida para hacerla literatura, mirar la literatura (la literatura que hay en la vida), para hacerla vida. A eso aspira, con gran anhelo, todo escritor que se precie. Pero el verdadero problema se sitúa (más allá de las limitaciones propias de cualquier mundo literario, ese cúmulo de recurrencias por el que el escritor siente especial apego), en si sabrá distinguirlas de verdad: vida y literatura; literatura y vida, aunque solo sea para tratar de evitar que todo quede reducido a un juego de confusiones, si es que no da igual. De ese empeño trata Recurrencias, de intentar averiguar si se deja apresar la confusión, si es posible que se pueda llegar a comprimir, a estrechar, hasta quedar justo del tamaño de un relato.