JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN
Lo u´nico que nos otorga una referencia para la vida es el li´mite, pues permite pensar lo que revela y lo que no; convertir en abstraccio´n eso que podri´a ser sentimentalidad, es muy difi´cil. Pero el mundo no estaba es Arte: convierte un hecho en objeto compartido y nos permite sufrir sin la experiencia.
Castro se adentra en un espacio muerto donde la palabra vuelve a su rai´z so´nica y evocadora, donde el ritmo poe´tico sustituye a la norma lingu¨i´stica, Castro nos devuelve a un primitivismo donde el significado se transforma en tacto, en sabor, en la´grima o sarcasmo, nos lleva a la inocencia de una infancia cruel en la que vida y muerte son juego. Te´cnica, musicalidad, verso directo que con su eufoni´a hace hermosa a la idea, convierten a este epicedio, esta ofrenda por el descanso eterno de la nada, en un lienzo de contemplacio´n.