OJEDA FRANCO MÓNICA
Cuando la broma y el juego dejan de serlo entra en escena la ecuatoriana Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), quizá una de las mejores narradoras de los últimos años. Su anterior novela publicada en España, Nefando, horadaba en el asunto de la pornografía y el sexo cuando este deja de ser mero placer y se convierte en pura violencia. En la nueva, Mandíbula aborda las relaciones femeninas cuando entra lo tóxico, la venganza y el dolor. La premisa es una chica secuestrada por una de las profesoras de su instituto. No es una maestra cualquiera: había sufrido bullying por parte de varias alumnas, entre ellas la secuestrada, una niña bien, pija, hipster oscura. Ojeda va trazando la situación de angustia, y a la vez la relación entre todas esas mujeres, la que se establece entre las amigas de la adolescencia cuando se deja de jugar a la comba y donde el sexo y el deseo también juegan un papel prominente. A medias entre lo terrorífico y lo sórdido. Y, sobre todo, lo femenino alejado de cualquier cuento de hadas.