Después de pasar un mes en el museo del Louvre Taniguchi firma un relato en colores directos lleno de delicadeza, una travesía temporal y artística en la que descubrimos figuras tutelares, familiares y desconocidas... ¡Los guardianes del louvre!
Apenas si conozco tu origen, la manera que tienes de llegarte. En el temblor, en la sorda exasperación de agosto, plantas bajo la piel un brote de alegría. (Jordi Doce)
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