BENSON, STELLA
La casa de los Solitarios es, como reza la nota preliminar de la autora, un pequeño libro marciano. Va de magia y de brujas que se enfrentan entre nubes y bombarderos y siempre tienen hambre, fundamentalmente de comida, pero no sólo de eso; de hadas nada laboriosas y dragones sumamente inadaptados; de magos que se enamoran y sienten una inclinación especial hacia el dolor y la alegría, como si fueran cosas que no difieren del todo. Pero también va de las maravillas y canalladas que supone tener un cuerpo. De lo raro que es el amor. De la condescendencia burguesa hacia los desvalidos y los pobres. Y de esa obstinación que tienen las cosas para darse vuelta de un momento a otro y mostrar una cara nueva, de cómo los héroes resultan ser inesperados y siempre secretos. Va del misterio supremo de vivir dentro de un hechizo. Y, sobretodo, de cómo la soledad es la insignia de los diferentes, a veces una putada, otras veces un manto que cobija, y siempre la posibilidad del encantamiento definitivo.
La autora
Stella Benson (1892-1933) fue una sufragista, escritora y viajera inglesa. Narradora extraordinariamente dotada, su obra comienza redefiniendo la fantasía contemporánea con una inusual y devastadora mirada irónica sobre su mundo (el movimiento sufragista, la Primera Guerra Mundial) y concluye con un fresco exuberante sobre el exilio y la diferencia, Tobit Transplanted, novela que mereció el Femina Vie Heureuse Prize (que ganaron, entre otros, Virginia Woolf, E. M. Forster y Robert Graves) y que le auguraba una espléndida madurez. Su prematura muerte, a los 41 años, y el hecho de que pasó los últimos veinte años de su vida en China, quizás expliquen el olvido en que cayó su obra. Esta edición de La casa de los solitarios (1919), es la primera traducción de Stella Benson al castellano.
Se ha dicho sobre Stella Benson
«Si la tan manoseada frase es una escritora nata significa algo, Stella Benson lo es. Parece escribir con toda naturalidad, sin esfuerzo. Como un niño recoge flores [...] La fantasía exuberante es rara, el amor a la vida es raro, y un escritor que no se avergüence de la felicidad más raro todavía».Katherine Mansfield.
«Una sensación rara: cuando una escritora como Stella Benson muere, la capacidad de respuesta propia disminuye, aquí y ahora ya no estará iluminada por ella. La vida mengua». Virginia Woolf.
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