LÓPEZ PEIRÓ, BELÉN
Sos escritora. Contale al jurado un cuento entretenido con un principio y un final, con lenguaje claro, que se entienda, para que ellos no se aburran.
Después de un año sin noticias, una llamada de la Fiscalía anuncia a la narradora que, finalmente, su denuncia por abuso sexual ha sido elevada a juicio. Esa mañana invernal comienza para ella otro duro proceso: encontrar representación legal, entender las
lógicas burocráticas de la justicia, tejer redes de apoyo para afrontar la causa contra su tío, un comisario poderoso, y reunir coraje para reabrir un expediente que conduce al pasado familiar.
Belén López Peiró revisa los recuerdos, ensaya respuestas al agobio de audiencias humillantes e indaga en los laberintos judiciales. Tras el impacto de Por qué volvías cada verano, fenómeno literario que traspasó las fronteras argentinas y fue un antecedente clave para miles de denuncias anónimas y otras de enorme repercusión mediática, esta nueva novela-crónica confirma el talento de una autora que deslumbró a la crítica y a escritoras como Brigitte Vasallo, Nuria Labari o Gabriela Wiener.
La crítica ha dicho:
«Es supervalioso lo que este libro aporta. [...] Te duele leerlo, pero sabes que para Belén fue necesario escribirlo, y lleva la autoficción a un lugar necesario, que es dar palabras en el dolor y en algo que, en otro momento de la vida y el mundo, habría quedado en el silencio».
Julieta Venegas
«Donde no hago pie es un libro dolorosamente necesario. Belén López Peiró habla de lo que nunca se habla: los difusos contornos de la memoria, el calvario que empieza con la denuncia del abuso, la conspiración de silencio que apoya a los abusadores. Este libro continúa con valentía el poderoso Por qué volvías cada verano».
Isabel Coixet
«Contemporáneo en su estilo breve y fragmentario -donde se cruzan diario, imágenes, géneros y lenguajes diversos-, esta novela lírica y vertiginosa revoluciona la no ficción en sus formas y temas».
Gabriela Cabezón Cámara
«Un court drama criollo y aplastante, sin ficción y no muy largo, donde hay oraciones breves como truenos, screenshots de chats y de Google, extractos del Código Penal, diagramas de un árbol genealógico y fotos. En ese artefacto, que es una memoria muy personal, ella es como una corresponsal que escribe desde las tripas del proceso judicial contra su abusador: otra etapa de la misma odisea».
Javier Sinay, RED/ACCION