BAZTERRICA, AGUSTINA
En esta despiadada distopía -tan brutal como sutil, tan alegórica como realista-, Agustina Bazterrica inspira, con el poder explosivo de la ficción, sensaciones y debates de suma actualidad.La súbita aparición de un virus letal que ataca a los animales modifica de manera irreversible el mundo: desde las fieras hasta las mascotas deben ser sistemáticamente sacrificadas, y su carne ya no puede ser consumida. Los gobiernos enfrentan la situación con una decisión drástica: legalizando la cría, reproducción, matanza y procesamiento de carne humana. El canibalismo es ley y la sociedad ha quedado dividida en dos grupos: los que comen y los que son comidos.Marcos Tejo, encargado general del frigorífico Krieg, separado de su esposa y a cargo de su padre, es un oscuro burócrata. El día en que recibe como regalo una mujer criada para el consumo, las tentaciones lo transforman en una conciencia peligrosa de pliegues truculentos que lo llevará a transgredir las nuevas normas hasta límites que la sociedad desconoce.¿Qué resto de humanidad cabe cuando los muertos son cremados para evitar su consumo? ¿Quién es el otro si, de verdad, somos lo que comemos?Reseña:
«Novela mayor, cuya acción transcurre en el interior de una atmósfera densa e hipnótica en la que el lector queda atrapado desde las primeras líneas como si fuera uno de sus personajes.»
Juan José Millás
Cadáver exquisito es una novela distópica ambientada en Buenos Aires.El mundo se ha visto afectado por la aparición repentina de un virus que ataca a los animales de toda clase, tanto los animales salvajes como los domésticos y todos deben ser sacrificados. El principal problema que se ve planteado en la sociedad es el de qué van a comer ahora las personas al no poder comer carne.
Es un libro demasiado, demasiado gráfico. No es un libro apto para estómagos flojos, la autora es muy detallista y no se corta nada. Creo que «crudo» es la palabra que mejor lo describe. El libro remueve lo que tiene que remover. Algo que me gustó mucho de la historia es cómo nos cambia la perspectiva a nosotros cuando las «víctimas del caso» son humanos.